Desde la Red de Psicólogxs Feministas queremos sumar nuestro apoyo a nuestra colega y maestra Ana María Fernández, y nuestro repudio a la insistencia sobre una narrativa que está en el corazón de la persecución política. A la que no volvemos NUNCA MÁS.

Hace algunos días la actual presidenta del PRO, Patricia Bullrich, realizó en la red social Twitter una publicación “escrachando” a la citada colega, en el estilo que les caracteriza: descontextualización, reducción de la crítica y el debate a una descalificación, agite y promoción del descargo irreflexivo de odio. Esto ubica una vez más a la exministra de seguridad del macrismo (bajo cuya gestión se produjeron los homicidios de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y la doctrina Chocobar) lejos de la posibilidad de promover la producción colectiva de pensamiento.

Por su parte, la profesora a la que se intenta escrachar, es -¿paradójicamente?- una de las referentas en Argentina, Latinoamérica y Europa en los Estudios de Género y Psicoanálisis, y en el Campo de Problemas de la Subjetividad. Justamente es ella una de las que nos han enseñado a pensar por fuera de los cánones de las repeticiones dogmáticas. Pensar problemas, pensar situaciones, interrogar lo obvio[1]. Intentaremos pues honrar esa enseñanza.

Lo obvio, en primer lugar sería pensar que el recorte de menos de un minuto del video levantado es en sí mismo el eje del mensaje. Sin embargo, esto resulta incomprensible teniendo en cuenta que el video del que se extrae el fragmento corresponde a una conferencia pública de septiembre de 2019 y que el mismo se encuentra disponible en la web desde ese mismo año.

¿Por qué ahora? Es la primera pregunta que se nos impone. Pregunta tal vez imposible de ser respondida, pero que indica un primer punto a interrogar. Por otro lado, el tuit parece querer disputar elecciones en Psicología, UBA. ¿A quién le disputa el PRO la conducción de esa facultad?

Pero sigamos con otra de las preguntas predilectas de nuestra querida profesora: aquella que interroga lo silenciado en lo dicho, lo omitido en lo representado. ¿Qué se ha omitido en el susodicho recorte de video?

Se trata de una conferencia sobre “Estrago Paterno”. Conferencia pública en la Cátedra de Introducción a los Estudios de Género de la Universidad de Buenos Aires, fundada por la misma profesora en 1987. Cátedra emblema en tanto primer espacio académico-curricular en Latinoamérica dedicado al pensamiento crítico sobre la desigualdad social basada en los géneros y las sexualidades. Esto significa que la institución de esta cátedra colocó a la Universidad de Buenos Aires en un lugar de avanzada sobre estos temas en la región. Cátedra, por otra parte, que la Facultad de Psicología ha dejado en los bordes de lo visible, al no incluirla como materia obligatoria. Es decir, que sobrevive porque año tras año es elegida entre otras materias optativas como espacio de formación de futures profesionales de la salud mental.

Continuando con la pregunta por lo omitido, resulta elocuente que en el recorte efectuado no se muestre que la conferencia tuvo cita en pleno proceso de elecciones de la Facultad de Psicología y donde, a menos que se lo quiera silenciar, el contexto se hizo texto de la producción grupal, como también nos ha enseñado nuestra profesora, a través de su sostenido trabajo y prolífica producción intelectual en el campo del grupalismo y el análisis institucional [2].

Es en esa situación colectiva, histórica, social y política, que alguien desde el público interviene para proponer una relación entre las cuestiones relativas a los abusos de poder en las lógicas patriarcales estragantes y la situación política argentina de ese momento… En que nuestro país estaba siendo gobernado por el sector político al que pertenece Patricia Bullrich.

Es decir, se trata de una escena más amplia, que muestra lo que la universidad pública debe garantizar. La profesora agraviada estaba en ese momento presentando primeros avances en un tema largamente silenciado en psicoanálisis. Estaba poniendo a disposición del debate académico el fruto más reciente de un trabajo crítico que ha iniciado en los años 70[3]. Les estudiantes que han elegido cursar la materia no sólo están presentes, colmando el aula. También toman la palabra para intervenir en un espacio de formación que les convoca a pensar. Aquí el micrófono circula, como diría Foucault respecto del poder.

Una vez más, podemos recurrir a lo que nuestra querida maestra suele reiterar en sus intervenciones donde el abrir preguntas es marca de enunciación: “La universidad pública, hemos dicho, no sólo es pública por no ser arancelada, sino que debe producir pensamiento sobre lo público. Pero ¿qué es hoy lo público? ¿Por qué seguimos en la Universidad? ¿Qué se mantiene de aquellos motivos por los cuales fuimos convocados/as para su reconstrucción con “la vuelta de la democracia”? ¿Queda algo más que gestos de una intelectualidad sensible a las problemáticas sociales e interesada en la participación activa y necesariamente colectiva de la vida académica y política de sus claustros?. Una y otra vez la realidad nos dice que todo eso ha implosionado. El desfondamiento de la política de claustros y su reemplazo por modalidades clientelares, la falta de reflejos institucionales para inventar nuevos modos de gobernabilidad universitaria, el temor y el aislamiento al interior de las cátedras -al menos en la Facultad de Psicología- van erosionando excelencias y libertades democráticas que creíamos habíamos sabido conseguir. La universidad agotada, como un viejo elefante cansado y desnutrido, no hace nada para retenernos. Más bien todo lo contrario. Sin embargo, allí estamos. Como siempre, a contramano.”[4]

El posteo publicado hace algunos días utiliza dos palabras que nos alarman: manipulación y adoctrinamiento, palabras que insisten en cómo arman relato los discursos del neoliberalismo, el machismo y el sexismo. Atacan entonces la libertad de expresión cuando las palabras utilizadas no son las aprobadas por los sectores más conservadores. Incurren por lo tanto en intentar callar nuestras voces, en un claro intento de censura. Interesante punto, si recordamos que la bandera de la libertad de expresión es el primer argumento que utilizan para defender discursos de odio, como por ejemplo el uso de las palabras “feminazi”, “subversivos”, etc. ¿Será que el odio les impide escuchar los aplausos de más de doscientas personas que asistieron a la charla que intentan demonizar? 

Pero hay para nuestro análisis aún más. Ana, una de nuestras referentas feministas también nos ha enseñado a puntuar el detalle[5]. La imagen congelada del posteo, la primera impresión de esa imagen en las redes muestra una mujer de pañuelo verde, bandera de lucha de los feminismos en la región. Grito de libertad recientemente transformado en derecho para todes. Ícono de tres puntas en linaje amoroso-político con el pañuelo blanco de las Madres en su búsqueda infatigable de Verdad y Justicia. Como somos también infatigables quienes luchamos por que los feminismos inunden las calles, las clases, las mesas, las camas, las redes, los libros, las rondas, el congreso, los ministerios, las escuelas, las universidades, los tribunales, los consultorios.

Desde la Red de Psicólogxs Feministas, reivindicamos todas estas luchas cuando nos pronunciamos en solidaridad con nuestra distinguida maestra, colega y compañera, Ana María Fernández.

Porque si tocan a una respondemos todes. Porque estamos juntes. Porque ahora sí nos ven, y nunca más tendrán la complicidad de nuestro silencio.


[1] Fernández, Ana María: Las lógicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y multiplicidades. Buenos Aires: Biblos, 2007.

[2] Fernández, Ana María: El campo grupal. Notas para una genealogía. Buenos Aires: Nueva Visión, 1986. Fernández, Ana María y De Brasi, Juan Carlos (comps.): Tiempo histórico y campo grupal. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993. Fernández, Ana María et. al. Instituciones Estalladas. Buenos Aires: Eudeba, 1999.

[3] Fernández, Ana María: Psicoanálisis. De los lapsus fundacionales a los feminismos del siglo XXI. Buenos Aires: Paidós, 2021.

[4] Fernández, Ana María y colaboradoas/es: Política y Subjetividad. Asambleas barriales y fábricas recuperadas. Buenos Aires: Tinta Limón, 2006.

[5] Fernández, Ana María: Jóvenes de vidas grises. Psicoanálisis y biopolíticas. Buenos Aires: Nueva Visión, 2011.